Opinión
“Lo viejo también funciona”: ¿Por qué el sector de la construcción no le hace caso a El Eternauta?”

La serie del Eternauta nos ha dejado una de las frases más icónicas de los últimos tiempos, “lo viejo también funciona”; una frase que representa un llamado a replicar y revalorizar experiencias y conductas del pasado que pueden solucionar problemas o crisis actuales.
Si nos remontamos a la década del ‘70, la crisis del petróleo puso en alerta a todo el mundo sobre la importancia de la eficiencia energética y el cuidado de la energía, impulsando cambios de hábitos, adopción de prácticas sostenibles, la búsqueda de alternativas sustentables y la promoción de prácticas para reducir el consumo de energía.
Siendo la industria de la construcción una de las principales responsables del consumo excesivo de energía en todo el mundo con más de un tercio de la torta, y a pesar de los avances tecnológicos y la creciente conciencia sobre el cambio climático desde aquel entonces, la construcción sigue siendo un sector que prioriza la rentabilidad económica a corto plazo, sobre la sostenibilidad y la eficiencia energética a largo plazo.
Por este motivo considero que la idea de que “lo viejo también funciona” nos invita a actuar a partir de una crisis, como es el uso indiscriminado de energía para tomar medidas en pos de la eficiencia energética. “Lo viejo también funciona”, nos invita a mirar 50 años para atrás y ver cómo se tomó conciencia y se implementaron soluciones eficientes con el fin de cuidar la energía, consumiendo sólo la estrictamente necesaria sin perder los niveles de confort en las construcciones.
¿Por qué no se prioriza la eficiencia energética en el sector de la construcción?
Uno de los aspectos más críticos en el sector es la falta de conciencia sobre la disminución de la energía y el uso de la aislación térmica eficiente en las construcciones. Entonces les recuerdo, “lo viejo también funciona”, es clave tomar conciencia de manera urgente sobre el uso de estrategias y soluciones constructivas para reducir el uso de energía.
Uno de los principales argumentos de los responsables de construir edificios y viviendas para no utilizar aislación térmica eficiente en las nuevas construcciones, es el costo; y esto se da por falta de información y desconocimiento. La idea de un costo alto es uno de los mayores mitos que están arraigados en nuestro país.
Está comprobado que el costo de una aislación térmica eficiente representa un porcentaje muy bajo dentro de los costos que insume una obra; puede ser del orden del 1,5% del total de la misma. Además, los materiales aislantes térmicos tienen una durabilidad ilimitada, se adaptan a cualquier sistema constructivo y no requieren reparaciones, como puede suceder con los artefactos de climatización que se utilizan para enfriar y calefaccionar los ambientes de un hogar.
Lamentablemente Argentina es uno de los países de la región con menos edificaciones con aislación térmica eficiente, lo que lo convierte en un país con un grave déficit de eficiencia energética; pero con grandes oportunidades para el sector de la construcción, como fomentar créditos verdes, la aplicación del etiquetado de viviendas y planes de rehabilitación energética, entre otros.
La aislación térmica eficiente de una vivienda es la mejor decisión para no sólo conseguir el confort térmico dentro del hogar, sino lograr ser también responsables con el consumo de energía. La aislación térmica eficiente en la envolvente de un edificio –los techos, muros y pisos- puede generar a nivel país ahorros significativos de energía.
Junto con la Facultad de Ingeniería de la UBA, desarrollamos un estudio sobre el impacto de la aislación térmica eficiente. El mismo muestra que la implementación de un estándar mínimo equivalente al Nivel B de aislamiento térmico que equivale a alrededor de 3 cm de ATE (aislación térmica eficiente) en muros y 6 cm en techos, según la Norma IRAM 11605 para la construcción de nuevas viviendas a partir del año 2022, resultaría al año 2041 en un ahorro de energía eléctrica a nivel país de 414.989 MWh (equivalente al consumo anual de 128.519 viviendas) y un ahorro de gas natural de 6.416.951 MWh (equivalente al consumo anual de 533.058 viviendas).
Estos valores serían aún mayores en el caso de adoptar un estándar mínimo AB, valor medio no normativo entre los niveles A y B de la Norma IRAM 11605, que implica alrededor de 5 cm de ATE en muros y 10 cm en techos, alcanzando al año 2041 un ahorro de energía eléctrica equivalente al consumo anual de 150.095 viviendas y al de 721.104 viviendas para el caso de gas natural. Consecuentemente, adoptando un Nivel B de aislamiento térmico se evitarían 1.337.454.245 kg de emisiones de CO2 (equivalente a las emisiones anuales de 508.538 vehículos), mientras que con un Nivel AB este valor sería de 1.774.345.197 kg de CO2 (equivalente a las emisiones anuales de 674.659 vehículos).
En el contexto de la celebración del día del medioambiente, la frase de El Eternauta, nos recuerda que es momento de entender que el pasado nos deja una huella muy marcada y que, ante situaciones de crisis, como es actualmente la falta de un uso racional de energía, con lo que eso conlleva, es indispensable y urgente tomar acción para lograr un mundo más eficiente energéticamente.
El autor es presidente de Andima, Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes