El 67% de los inquilinos destinan hasta la mitad del sueldo en el alquiler

El peso del alquiler obliga a los hogares a recortar gastos en alimentación, salud o recreación. Aseguran que más del 30% de los inquilinos renueva con esfuerzo, y otro 20% se ve forzado a mudarse por no solventar el costo. 

Si bien algunas medidas del presidente Javier Milei han traído satisfacción al mercado inmobiliario, desde las agrupaciones defensoras de inquilinos alzan la voz para demostrar la situación compleja en materia de alquileres. 

Alquileres 2025: Una situación complicada para muchos inquilinos

Los resultados de la última encuesta nacional de Inquilinos Agrupados, realizada en junio de 2025 sobre 909 hogares de todo el país, pintan un panorama complicado para los inquilinos: el 67% de las familias inquilinas destina entre el 30% y el 50% de sus ingresos mensuales solo al pago del alquiler. 

En el caso de los jubilados, el promedio alcanza el 49% de sus haberes, dejando un margen ínfimo para cubrir necesidades básicas. A esto se suma un 14% de inquilinos que destina más del 60% de sus ingresos, lo que configura una clara situación de emergencia habitacional que se extiende y profundiza mes a mes.

Este nivel de esfuerzo económico representa una carga completamente desproporcionada en relación con los estándares internacionales, que recomiendan que el gasto en vivienda no supere el 30 % del ingreso.

Según Inquilinos Agrupados, las familias viven en un estado constante de tensión financiera, con alquileres que aumentan con mayor frecuencia y contratos que no brindan una cierta previsibilidad.

Endeudamiento: 7 de cada 10 inquilinos recurren al crédito para llegar a fin de mes

El 72 % de los hogares relevados está endeudado y lo está, principalmente, por razones estructurales: el 56% recurrió a tarjetas de crédito para gastos corrientes, el 44% se endeudó para comprar alimentos, y un 32% directamente por pagar el alquiler o costear necesidades de salud.

Es decir, el endeudamiento ya no está vinculado a inversiones ni a consumos excepcionales, sino que se ha vuelto una herramienta para sostener la vida cotidiana.

El 78% de los contratos de alquiler aumentan cada seis meses

El 78% de los contratos de alquiler analizados en la encuesta incluyen aumentos cada seis meses, mientras que el 55% toma como referencia la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC), es decir, la inflación.

Solo el 16% de los contratos mantiene una periodicidad anual en los aumentos. Esto significa, según dice Inquilinos Agrupados, que la mayoría de los inquilinos no puede prever cuánto pagará dentro de unos pocos meses, y mucho menos organizar su economía con una mínima estabilidad.

La situación actual, luego de la derogación de la Ley de Alquileres, dejó a los contratos sujetos a la voluntad del propietario, lo que en la práctica ha derivado en condiciones más cortas, sin regulación efectiva y con escasa capacidad de negociación para los inquilinos.

Los aumentos son frecuentes, pero también desproporcionados en muchos casos. Incluso cuando se indexa por inflación, el desfase entre ingresos y precios genera un deterioro real del poder adquisitivo.

Ajustar la vida para pagar el techo: 66% de las familias recortan en comida, 53% en salud

El 66% de los inquilinos admitió haber recortado gastos en alimentación para poder pagar el alquiler. Además, un 53% debió reducir su presupuesto en salud. Como consecuencia, el 94% de las familias declaró que eliminó completamente cualquier tipo de gasto en recreación o esparcimiento.

Estos datos muestran que el costo de alquilar no solo se mide en pesos, sino también en calidad de vida. Una parte significativa de la población ha dejado de comer adecuadamente, ha dejado de ir al médico y ha cancelado actividades culturales o recreativas. 

9 de cada 10 inquilinos temen no poder seguir pagando el aquiler en los próximos meses

Según la Encuesta Inquilina, el 89% de los inquilinos teme que en los próximos meses no podrá seguir pagando su alquiler. En muchos casos, las familias tienen que mudarse en forma repentina, endeudarse o aceptar condiciones abusivas para evitar quedarse sin techo.