Opinion
Ley de alquileres, una ley ideal para un país normal
La ley de alquileres, tal como la conocemos, es perfecta pero no para la Argentina en la que vivimos. No para la inflación que nos castiga. Se trata de una ley que está planteada para un país ordenado, con reglas claras, con una inflación que no supere los dos dígitos. Tanto inquilinos como propietarios esperan una respuesta de todo el arco político para dar una solución definitiva a la problemática.
La ley de alquileres en un país inflacionario como el nuestro no es viable. Y eso se trasladó a que gran parte de ese mercado está dolarizado. Sin exclusión de zona. Más allá de la zona que uno mire, hay precios en dólares. Y precios en dólares que van aumentando. Porque es la única manera, por ahora, en que el propietario no pierde tanto frente a la inflación. Pero recordemos que los contratos en dólares no son legales, y se deberían pesificar.
Cuando desde Inquilinos Agrupados se busca defender, con las mejores intenciones, a los inquilinos no se considera que es necesario pensar también en los intereses de los propietarios. No es lógico obligar a los propietarios a alquilar sus propiedades. Porque, claramente, debería buscar hacer un buen negocio. De la misma manera que los inquilinos. Para que la ley sea justa, se debe contemplar a las dos partes (propietarios e inquilinos).
Cuando se votó la ley, la inflación ya era del 50%. Entonces, muchos propietarios, previo a esta ley, ajustaban un 25% semestral. Hoy, nos encontramos con ajustes anuales que ya superan el 90% y aumentando. Y esto descalza no sólo a los propietarios sino también a los inquilinos. Porque, claramente, el problema no es sólo la ley sino también la inflación. Y en Argentina estamos acostumbrados a seguir votando a políticos que, uno tras otro, no logran resolver el dilema de la inflación. Dilema que sí supieron resolver los gobernantes de países limítrofes.
En nuestro país los gobernantes plantean una inflación anual del 60% para el 2023, pero en los primeros dos meses del año ya acumula un 13%. Esto desnuda una falta de credibilidad en los mercados.
Eso nos hace replantearnos en cómo van a solucionar esta ley. En cómo piensan darle un sostén a los inquilinos. Muchos inquilinos hoy no pueden afrontar los incrementos en los alquileres y se están yendo de zona. Y también hay que replantearse otra problemática del inquilino: la del tiempo de renovación. Desde Depa estamos a favor de que sea a tres años y coincidimos en que el inquilino, los últimos seis meses de contrato, empieza a agarrarse la cabeza porque no sabe si le van a renovar y de cuánto va a ser la renovación. Pero eso, claramente, es un problema que afecta a todos porque el inquilino quiere poder seguir viviendo en su zona (porque tiene a su hijo cerca de un colegio, o de sus amistades y demás), y está cansado de mudarse de zona.
Pero, al mismo tiempo, el propietario no quiere seguir perdiendo contra la inflación. Entonces, ahí se genera una problemática que la nueva ley de alquileres no soluciona. Claramente, esta ley de alquileres lo que vino es a romper mucho más el esquema. Y hoy nos encontramos con contratos fuera de esta ley, que cada seis meses aumentan. Y ya hay quienes quieren que se aumente cada tres meses. Esto no es viable ni lógico. Al mismo tiempo, notamos que históricamente los aumentos de los sueldos eran en dos o tres tramos en el año. Ahora notamos que en muchas empresas y organismos se está dando cada dos meses.
La inflación, claramente, genera ese tipo de situaciones. En este contexto, necesitamos una ley de alquileres que proteja al inquilino pero que no descalce al propietario. Que sea, realmente, una ley win-win.
Si queremos volver a tener un crédito hipotecario y una ley de alquileres que sea beneficiosa para todas las partes, tenemos que empezar a dejar de tolerar que nuestros políticos resulten inoperantes ante la inflación en nuestro país.