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Obras y Proyectos

Bioconstrucción, la nueva forma de construir de forma sustentable, avanza en el país

09/07/2017 - La técnica consiste en usar tierra, paja y materiales reutilizables para reducir el impacto en el medio ambiente.

ARGENTINA.- En Cochinoca, un pueblo de la puna jujeña, la vida transcurre a 3500 metros sobre el nivel del mar, en un desierto con una de las mayores amplitudes térmicas del mundo. Allí fueron a pasar sus vacaciones Andrea Pellegrini y Santiago de la Torre. Llegaron de noche, abrigados. La casa en la que se alojarían había permanecido vacía durante dos semanas. "Entramos y estaba templada, agradable", cuenta Santiago. "La miré a Andrea y le dije: «Ves, esto es el barro»".

Desde hacía tiempo, él insistía en que quería construir su casa con tierra. La "experiencia Cochinoca", como la llaman, marcó un antes y un después. En marzo pasado empezaron a hacer su casa con bioconstrucción a través de un crédito Procrear en Anisacate, situada 40 kilómetros al sur de la capital cordobesa.

El estilo de construcción aparece como una respuesta ante la crisis energética y la necesidad de mitigar el cambio climático. Se trata de levantar viviendas y edificios que, por su diseño y materiales, reducen al máximo la contaminación ambiental. Se construye con barro, paja, madera y materiales reutilizados. Se implementan diseños bioclimáticos, lo que disminuye el consumo de energía para calefaccionar o refrigerar. Se usa tecnología para recuperar agua de lluvia, tratar los residuos y aprovechar la energía del sol. Y, además, señalan los especialistas, es más económico.

La bioconstrucción crece también en el ámbito académico y profesional. Ya hay estudios de arquitectura especializados y la disciplina se enseña en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), y en otras casas de estudios, de manera extracurricular. En la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, por ejemplo, existe un curso de posgrado. Al mismo tiempo, el Colegio de Arquitectos de Córdoba trabaja junto con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) en el desarrollo de un manual.

"El gran desafío es hacer más accesible el conocimiento y la aplicación de la bioconstrucción en las ciudades", dice el arquitecto Armando Gross, director del Taller de Bioconstrucción de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNC. Allí la enseñan en el contexto de la Permacultura, una disciplina que promueve la creación de hábitats humanos en armonía con el ambiente. "Esta arquitectura tiene éxito en las zonas rurales. Pero en la ciudad hay obstáculos relacionados con el desconocimiento, por un lado, y los intereses de la industria convencional, por el otro", señala.

Gross explica que pueden hacerse estructuras sismoresistentes y calcula que puede ahorrarse hasta un 20% en el costo total de la obra.

Desde Jujuy hasta la Patagonia, se extienden las experiencias. En la Quebrada de Humahuaca existen desde planes de viviendas estatales hasta cabañas boutique, como Los Colorados, en Purmamarca, diseñado por el arquitecto Carlos Antoraz. En Tucumán, el Centro Regional de Investigaciones de Arquitectura de Tierra Cruda de la Universidad Nacional tiene su edificio propio construido con esta técnica.

En Mendoza, una capilla hecha a base de tierra forma parte del circuito turístico del vino. Se trata de la Capilla de la Gratitud, de la bodega Salentein, en el Valle de Uco. Y hacia el sur, en Río Negro, Jorge Belanko, maestro de la técnica, capacita y dirige a grupos de personas que construyen sus casas y otros espacios, como un jardín de infantes en El Bolsón, levantado por los propios padres y maestros.

Rodolfo Rotondaro, referente de la arquitectura de tierra, técnica a la que se dedica desde hace 30 años, entiende que son necesarias políticas públicas de hábitat que incluyan a la bioconstrucción como una opción y el desarrollo de normas del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) para componentes, elementos y sistemas constructivos.

"A pesar de que la Argentina cuenta con más de ocho centros especializados en construcción con tierra y que los problemas tanto de sustentabilidad como de déficit habitacional son conocidos por todos, en las universidades todavía no se comprende en forma acabada la necesidad de incluir estas técnicas dentro de las carreras. Muy posiblemente, en más de un caso, por desinformación; en otros, por desinterés expreso", advierte el arquitecto.

Para Rotondaro, existen tres factores más: la falta de normalización avanzada, los prejuicios que aún se mantienen y que no forma parte del mercado de la construcción.

Fuente: La Nación 



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