viernes 24 de octubre de 2025

Mercado inmobilliario

El sector inmobiliario mira más allá de las urnas: estabilidad y crédito, las claves del nuevo ciclo

En plena temporada electoral, el mercado inmobiliario argentino combina expectativas y cautela. a incertidumbre política y cambiaria frena nuevas inversiones y desarrollos. El resultado de las urnas será clave para definir el rumbo del sector en los próximos meses.

El mercado inmobiliario transita el proceso electoral con la atención puesta en lo que vendrá. Mientras las decisiones de inversión se moderan a la espera de mayor previsibilidad, desarrolladores y empresarios del sector aseguran que el potencial de recuperación es alto y que, con estabilidad y crédito, el real estate puede retomar el crecimiento en el corto plazo.

Carlos Spina, presidente de AEV, explica: “en los momentos electorales, el mercado suele entrar en una especie de pausa. Todos están esperando ver cómo queda el panorama político y económico antes de tomar decisiones importantes. Si tras los comicios se consolida un rumbo más claro y previsible, por ejemplo, si el gobierno logra un número por encima del 30%, eso puede traducirse bastante rápido en más confianza, más demanda, crédito hipotecario funcionando con tasas a la baja y, en consecuencia, una mejora de precios”.

En la misma línea, Francisco Altgelt, presidente de Altgelt Negocios Inmobiliarios, destacó que “históricamente las elecciones suelen aumentar la espera en la toma de decisiones, tanto de compradores como de inversores”. Aun así, observó que “hasta hoy, tomando como fuente la cantidad de escrituras, estamos en un mercado con movimiento, aunque con un freno en los créditos hipotecarios en los últimos 30 días”.

El foco, coinciden, está en la previsibilidad. Ezequiel Wierzba, director de Click Aparts, sostuvo que “las elecciones siempre generan cierta cautela, especialmente en distritos clave como CABA y PBA”, pero advirtió que “si el resultado electoral transmite estabilidad y continuidad en las reglas de juego, es muy probable que veamos una rápida reactivación de la demanda contenida. El ladrillo sigue siendo un refugio de confianza, incluso en períodos de incertidumbre”.

Desde una mirada de desarrollador, Sebastián Wierszba, Director de WGW Desarrollos, apuntó que “cada dos años pasamos por un período parecido, donde el foco se centra en las elecciones y con ellas se generan expectativas de toda clase que terminan impactando en la toma de decisiones”. Según explicó, “la sensación de posible cambio e incertidumbre sobre el futuro, aplaza la decisión de los inversores y compradores hasta tener más claro el panorama, con el resultado puesto”.

En el mismo sentido, Gonzalo Sánchez Zinny, gerente General de Ayres Desarrollos, subrayó que “las elecciones generan naturalmente un período de cautela, especialmente entre los compradores que dependen de señales de estabilidad económica o de acceso al crédito”. Sin embargo, remarcó que, en momentos de inestabilidad, “los inversores con liquidez aprovechan las oportunidades que surgen”.

Más estructural, Uriel Broitman, director de SYGSA,  enfatizó que “más allá del resultado electoral, hay un tema de fondo estructural en la Argentina que trasciende cualquier coyuntura política: el déficit habitacional”. Desde su visión, “esa necesidad real y sostenida de vivienda continúa impulsando la demanda, tanto de quienes buscan acceder a su primera propiedad, como de quienes eligen resguardar su capital en ladrillos”.

Aunque la prudencia domina el corto plazo, todos coinciden en que el sector podría reactivarse rápidamente si el resultado electoral aporta previsibilidad. Para Ezequiel Wierzba, “una vez pasado el proceso electoral, si el resultado transmite previsibilidad y estabilidad, la reacción suele ser rápida”. En ese caso, explicó, se reactivan lanzamientos y nuevas oportunidades, “especialmente en proyectos bien ubicados y con financiamiento en etapas”.

A su vez, Altgelt advierte que el comportamiento del dólar será clave: “Habrá que ver cómo sigue el comportamiento del dólar, que es el principal factor en la toma de decisiones”.

El escenario de los proyectos en pozo también concentra atención. Según Sebastián Wierszba, “en los proyectos de pozo podría darse un parate en caso que el gobierno haga una mala elección, hasta que los potenciales clientes e inversores comprendan la nueva realidad”, aunque aclara que si baja el costo en dólares, “cualquier desarrollador con caja saldrá a acopiar y acelerar tiempos de obra aprovechando la baja del costo”.

Para Broitman, el desafío en este segmento pasa por “la dificultad para fijar precios en un contexto de costos altamente volátiles”. En su análisis, “cuando una empresa lanza una preventa, está asumiendo un valor de venta futuro que, en muchos casos, queda desfasado frente a la evolución real de los costos de construcción”.

Todos coinciden en que el futuro del sector dependerá de la estabilidad macroeconómica y del regreso del crédito. Sánchez Zinny destacó que “el mercado puede blindarse parcialmente si se consolidan condiciones macroeconómicas básicas: inflación controlada, previsibilidad cambiaria, acceso sostenido a crédito hipotecario y estabilidad económica”.

En tanto, Spina  agregó, “es que la inestabilidad termina afectando la planificación de largo plazo. Se necesita avanzar hacia un marco con moneda estable y reglas claras que se mantengan en el tiempo”.

Pese al clima de prudencia, el consenso es optimista. Todos reconocen que la demanda latente sigue ahí, esperando señales. Como resumió Altgelt, “cuando hay crédito hipotecario, el mercado funciona”. Y en palabras de Spina, “si se ordena el escenario macro y aparece más crédito, muchos proyectos que hoy están en la línea de largada, podrían activarse rápidamente”.

El real estate argentino vuelve a estar frente al mismo dilema: un sector con enorme potencial, pero dependiente de la confianza. Si tras las elecciones el país logra transmitir previsibilidad, la pausa podría transformarse rápidamente en impulso.