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Obras y Proyectos

El señor naturaleza: construye casas con los árboles que planta

02/04/2016 - Algunas de las edificaciones que hace este alvearense ya tienen tres pisos. Cuando la planta crece de acuerdo a la ubicación diseñada, cubre los troncos con barro para que funcionen como paredes.
ARGENTINA, Mendoza.- Alberto Polkosnik es agricultor, inventor, estudioso de la naturaleza y, sobre todo, una persona que busca vivir en armonía con el entorno. En tiempos en los que la tierra es sólo un “activo” económico, él reivindica al hombre como parte de la naturaleza.

“Según las crónicas de la conquista, los indios nómadas que usaban cortezas para vestirse jamás desollaban el tronco entero, para no aniquilar el árbol. Los indios sedentarios plantaban cultivos diversos y con períodos de descanso, para no cansar la tierra”, destaca parafraseando a Eduardo Galeano sobre la visión de la naturaleza que tenían nuestros antepasados. Él toma ese relato del escritor uruguayo para conservar e innovar en el marco de esa relación basada en el respeto y el cuidado de “la gran casa que habitamos”, dice.

Hace dos años una foto de Alberto con zapallos gigantes, que cosechó en su finca de General Alvear ubicada en Calle 7 y O (La Marzolina), recorrió todos los medios del país. Esto, según cuenta él mismo, fue producto de unas semillas traídas de Estados Unidos. Cabe señalar que los zapallos que habitualmente cosecha pesan entre 60 y 100 kilos. 
“Los uso para dar de comer a los gansos y las semillas las reparto entre los conocidos para que no se pierdan. La cosecha es difícil porque son muy pesados y resbaladizos

Muchas veces hay que levantarlos entre tres personas”, aclara el agricultor alvearense con un dejo de orgullo que no puede ocultar.

Sin embargo hoy, sin abandonar sus cultivos tradicionales, su creatividad está enfocada en la concreción del proyecto llamado “Casas Vivas”. Se trata de construcciones ecológicas hechas en base a árboles plantados de determinada manera, que permiten idear proyectos habitacionales sin talarlos. 

“Empecé hace 10 años. Hay algunas casas que ya están en una etapa similar a lo que soñé. La forma es igual que una casa tradicional. Planto los árboles en forma de paredes y van creciendo con el tiempo hasta aumentar la robustez de los troncos y se pueden revestir con barro. Dan mucho oxígeno y vida. Tengo casas de dos pisos para tres, porque los árboles van creciendo y son ellos los que van diciendo qué hacer con la arquitectura de la casa”, cuenta Alberto mientras sube por las escaleras al segundo piso de una de sus casas “vivas”.

Este inventor y agricultor alvearense es un confeso naturista, observador agudo de los procesos biológicos. Él aclara que trata de copiar a la naturaleza en su ingeniería, que ha demandado millones de años de evolución. Con el método de “Casas Vivas” incluso se pueden construir garajes y quinchos en las zonas rurales, aseveró con solvencia.

Alberto no concibe la vida fuera de su finca o su campo en Punta de Agua: allí nació y formó una familia con su esposa. Tienen dos hijos y dos nietos. “Tratamos de vivir en la naturaleza. En la finca tengo un vivero y cuadros de frutales. También hice plantaciones de nogales y cerezos. Busco alternativas para poder encontrar nuevas formas de producción que nos sirvan”.

Una de sus preocupaciones es la relación establecida en esta época entre el hombre y la naturaleza. “Nos hemos alejado de la tierra. Hay que volver a convivir con ella. Todo lo valoramos en dinero y las plantas no dan dinero, dan frutos”, reflexiona.

“Hay años buenos y años malos. En este trabajo hace falta constancia y no fijarse como objetivo principal ganar dinero ya, porque lo que crece rápido, muere rápido. Quisiera saber si la gente que vive en la tierra realmente la siente y la ama”, lanza como reflexión Alberto Polkosnik como forma de buscar que quien lo escuche, vuelva a dar valor a la naturaleza.

Fuente: Los Andes
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