Informe
El envejecimiento poblacional redefine el hábitat urbano y la vivienda en Argentina

Según un nuevo informe de la Fundación Tejido Urbano, la población mayor de 65 años creció 31% entre 2010 y 2022, pasando de 4,09 a 5,37 millones de personas. El fenómeno de envejecimiento demográfico, antes concentrado en ciertos barrios o regiones, hoy atraviesa todo el país.
Mientras la población total creció 12,8% en el mismo período, el ritmo de aumento de los adultos mayores fue más del doble, lo que plantea nuevos desafíos para la planificación urbana, las políticas habitacionales y los sistemas de cuidado.
Ciudades y envejecimiento: el nuevo reto urbano
El estudio advierte que las ciudades deberán adaptarse a una población cada vez más envejecida. Esto implica repensar la infraestructura de cuidado, la accesibilidad física, la oferta de servicios cercanos y los espacios públicos como lugares de encuentro.
El modelo de “ciudad de cercanía”, compacta y con diversidad de usos, aparece como el más adecuado para promover una vida activa y saludable en la vejez. Según el documento, la experiencia europea ofrece una referencia: la Estrategia Europea de Personas Mayores (2023) propone pasar de un enfoque asistencial a otro de empoderamiento y participación activa de los adultos mayores, valorando su aporte social y económico.
Cambios en la composición de los hogares
Entre 2010 y 2022, la cantidad de personas que viven solas prácticamente se duplicó. Los hogares unipersonales pasaron de representar 17,8% a 24,5% del total, y agrupan al 9% de la población.
En el caso de los mayores de 65 años, más de 1,26 millones viven solos, un aumento del 50% respecto a 2010. También creció la proporción de adultos mayores que viven en departamentos, aunque la mayoría (82%) sigue residiendo en casas.
El informe muestra además que el 60% de los adultos mayores no convive con personas de otras generaciones, una tendencia que refuerza la fragmentación por edad dentro de los hogares.
Viviendas y accesibilidad: el desafío del envejecimiento en el hogar
Las condiciones físicas de las viviendas adquieren un rol clave. Tres de cada diez adultos mayores sufren una caída por año, y más de la mitad ocurren dentro del hogar.
El estudio subraya la necesidad de promover viviendas accesibles, seguras y adaptables, con diseños que contemplen distintas etapas de la vida. Sin embargo, la mayoría de los adultos mayores no realiza reformas estructurales, lo que plantea el desafío de envejecer en viviendas no preparadas.

También se destacan los problemas de asequibilidad, dado que los ingresos más bajos y la falta de acceso a créditos dificultan el cambio o la adecuación de las viviendas. En Argentina, la mayoría de los adultos mayores vive en propiedades adquiridas años atrás, pero se duplicó la cantidad de quienes alquilan, lo que amplifica la vulnerabilidad habitacional.
Calidad y hacinamiento: luces y sombras
Los hogares con adultos mayores suelen presentar mejor calidad de materiales que el promedio, aunque esta ventaja se mantuvo estable entre 2010 y 2022. En contraste, los hogares sin adultos mayores mejoraron sus condiciones en mayor medida.
Un dato preocupante es el aumento del hacinamiento crítico entre adultos mayores, que creció 81% en doce años. En 2022, más de 60 mil personas mayores vivían en hogares con más de tres personas por cuarto.
Menos residencias colectivas, más permanencia en el hogar
Otro hallazgo relevante es la disminución de adultos mayores que viven en viviendas colectivas, como hogares de ancianos, hospitales u hoteles. En 2010 representaban el 3% del total, y en 2022 apenas el 1,7%.
Dentro de este grupo, los hogares de ancianos se volvieron la opción predominante, mientras que el resto de las modalidades (hoteles, hospitales, hogares religiosos) se redujeron drásticamente.
Un cambio estructural en marcha
El proceso de envejecimiento poblacional no solo redefine las políticas de salud y previsión, sino también el diseño de las ciudades y las viviendas.
La tendencia hacia hogares más pequeños, la soledad creciente y la necesidad de accesibilidad urbana marcan un nuevo paradigma habitacional, que deberá integrar el cuidado, la inclusión y la participación activa de las personas mayores como ejes del desarrollo urbano.