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Llega el verano: ¿La utilización del aire acondicionado es una decisión inteligente?

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha emitido un informe que anticipa un verano con temperaturas superiores a las normales en gran parte de Argentina. Según el pronóstico trimestral, que abarca de octubre a diciembre de 2025, se espera que el calor sea más intenso de lo habitual, una tendencia que podría extenderse a los primeros meses de 2026. Este escenario de calor persistente pone de relieve la importancia de contar con viviendas preparadas para afrontar las altas temperaturas.
Frente a este panorama, la primera reacción de muchos argentinos es comprar un aire acondicionado. Sin embargo, esta decisión, que parece una solución inmediata, implica un gasto inicial considerable y costos operativos que se acumulan mes a mes en la factura de electricidad.
Un análisis de los costos asociados a un equipo de aire acondicionado estándar (3000 frigorías) revela una carga económica significativa. La compra e instalación del equipo puede superar el $1.500.000, según relevamientos recientes. Y en relación a su uso y a modo de referencia según la calculadora de Edenor, tener prendido un aire acondicionado de 3000 frigorías, Clase B, durante solo 2 horas a 22° de temperatura genera un gasto en la factura de luz de más de $12.600 al mes.
En contraste, la aislación térmica eficiente de una vivienda se presenta como una alternativa más eficiente y económica a largo plazo con una única inversión, sin costos de mantenimiento, reduciendo la necesidad de climatización artificial y genera ahorros permanentes.
Consiste en la instalación de materiales específicos como Lana de Vidrio, el Poliestireno expandido y el Poliuretano, en techos, paredes y pisos, que impiden el paso del calor desde el exterior en verano y retienen el calor interior en invierno. Según Andima, Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes, esta mejora puede generar ahorros de hasta el 70% en las facturas de luz y gas, ya que reduce significativamente la necesidad de climatización artificial tanto en verano como en invierno.
"En Argentina, muchas de nuestras casas están construidas prácticamente sin aislación térmica, por lo que podemos decir que vivimos en carpas de cemento y ladrillo con aire acondicionado", explicó Javier Maltz, presidente de Andima. “Mejorar la calidad térmica de una construcción representa una inversión menor, que se amortiza rápidamente con el ahorro en las facturas de energía”.
Más allá del ahorro económico directo para el propietario, la adopción masiva de la aislación térmica eficiente tiene un impacto positivo en toda la red eléctrica nacional. Durante los picos de demanda en verano, principalmente entre las 13 y las 17 horas, el uso intensivo de aires acondicionados genera una tensión que a menudo provoca cortes de suministro. Una vivienda bien aislada no solo protege a sus ocupantes del calor, sino que también contribuye a la estabilidad del sistema energético.
En conclusión, ante un pronóstico de verano con temperaturas récord, y antes de realizar el considerable desembolso que implica un aire acondicionado, es fundamental considerar la aislación térmica como una solución estructural, definitiva y financieramente más inteligente. Representa una inversión en confort, ahorro y sostenibilidad que se amortiza rápidamente, revaloriza la propiedad y beneficia al medio ambiente.