La industria de la construcción en las provincias: Oportunidades y desafíos fuera del AMBA

Durante los últimos años, el interior del país mostró una dinámica particular en el sector de la construcción. Si bien el AMBA continúa siendo el epicentro del desarrollo inmobiliario, cada vez más inversores y desarrolladores encuentran oportunidades en ciudades intermedias con fuerte identidad económica y social.

Córdoba capital, por ejemplo, mantiene una actividad constante en desarrollos residenciales y de oficinas, impulsada por su población joven, sus universidades y una industria tecnológica en expansión. Rosario, por su parte, continúa consolidándose como un nodo logístico y productivo del centro del país, mientras que en el norte argentino, ciudades como Tucumán o Salta muestran signos de reactivación tras años de estancamiento.

Crecimiento desde el Interior: Factores que impulsan esta tendencia

Uno de los factores clave es la migración interna postpandemia. Muchos profesionales y familias eligieron relocalizarse en ciudades del interior, atraídos por una mejor calidad de vida, menor costo habitacional y acceso a espacios verdes. Esto generó una nueva demanda habitacional, que a su vez empujó a constructores y desarrolladores a mirar más allá de Capital y Gran Buenos Aires.

Además, existen ciudades con industrias ya consolidadas, como la vitivinicultura en Mendoza, la energía en Neuquén o la agroindustria en el Litoral, que sostienen un mercado laboral activo y con capacidad de consumo.

La infraestructura digital también juega un rol creciente: la posibilidad de trabajar de forma remota permite vivir lejos de los grandes centros urbanos sin perder conexión con el trabajo o el estudio.

Los desafíos: logística, normativa y financiamiento

Pero construir en el interior también presenta dificultades. El acceso a materiales puede encarecerse por cuestiones logísticas y, en algunos casos, por baja escala de consumo. Las normativas municipales muchas veces son desactualizadas o inconsistentes, lo que agrega incertidumbre a los proyectos.

El financiamiento es otro punto crítico. Si bien ahora volvieron los créditos hipotecarios, en algunas provincias no llegan y si le sumamos una macroeconomía inestable, obliga a depender de esquemas de preventa, fideicomisos o capitales propios, lo que limita el alcance de muchos desarrollos.

Además, la informalidad laboral en la obra sigue siendo alta en muchas provincias, lo que afecta la seguridad, los costos y la calidad de la construcción.

Casos de éxito: Nueva geografía de oportunidades en la construcción

En Córdoba, barrios cerrados como Manantiales siguen expandiéndose con propuestas urbanas mixtas. En Rosario, se destacan torres residenciales de media densidad con enfoque sustentable. Mendoza avanza con desarrollos turísticos-residenciales en Luján de Cuyo y zonas aledañas. En Neuquén, el auge de Vaca Muerta sostiene una demanda constante de infraestructura y viviendas para personal técnico y especializado.

Construcción en Argentina: Empleo y materiales tras la salida del cepo

La salida del cepo cambiario trajo consigo casos disímiles.  La provincia de Misiones, según publica El Territorio, que bien puede ser una muestra de lo que pasa en otras provincias el país, pasó de tener 438 firmas constructoras en febrero del 2024 y los números de febrero del 2025 se redujeron a 379, lo que representa 68 empresas menos, según el último informe del Instituto de Estadísticas y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric).

Además, Sergio Vedoya, referente gremial de la Unión de Empleados de la Construcción y Afines de la República Argentina (Uecara) seccional Misiones, lamentó que en la actualidad hay 700 trabajadores registrados “y es fluctuante debido a la situación económica que atraviesa el país”. Recordó que años atrás la Provincia llegó a tener hasta 15.000 trabajadores registrados como fue en el 2015.

A pesar de la coyuntura económica compleja, el interés por el interior sigue firme. La clave estará en adaptar los modelos de negocio a cada lugar, trabajar en articulación con gobiernos locales y diversificar riesgos.

Pensar proyectos con una mirada federal no es solo una opción estratégica, sino también una forma de construir un país más equilibrado y con oportunidades más allá de las grandes ciudades.