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La obra pública de Macri despega lentamente

15/11/2016 - En las últimas semanas se inició el repunte de la obra pública tras meses de paralización.

ARGENTINA.- La obra pública está cambiando de piel. Mientras el "club" que se enquistó durante el kirchnerismo busca reacomodarse, el Gobierno arrancó tímidamente a trazar un nuevo panorama tras meses de parate. "Empezamos" se llama el nuevo spot del Gobierno que celebra esos primeros "brotes verdes".

Los funcionarios a cargo de los proyectos reconocen que "se empezó, pero costó". Alegan que fue arduo mover la rueda porque la anterior gestión cortó los pagos en el segundo semestre de 2015 y porque "muchos tuvieron miedo de firmar lo que había empezado el kirchnerismo". Con muchos proyectos aún sin adjudicar, prometen que el año próximo llegará el despegue.

Dentro del Ministerio del Interior de Rogelio Frigero, la Secretaría de Obras Públicas, a cargo de Daniel Chaín, adjudicó 99 obras en lo que va del año, de las cuales 77 son, en rigor, ampliaciones de la red de AySA en el conurbano. Según información oficial, si se descuentan esas obras y otras ocho del Plan Nacional del Agua, en el área, se contabilizan sólo 14 adjudicaciones.

Si se observa a las empresas contratadas en la era "M", hasta ahora el club de la obra pública parece haber abandonado el selecto "comité de membresía" para convertirse en un juego más abierto, donde las empresas chicas se mezclan con los históricos "popes" del sector.

Las 99 adjudicaciones de la Secretaría de Obras Públicas fueron para 54 firmas distintas, entre las que se cuentan actores nuevos pero también gigantes como Chediack SA y Creaurban, la constructora del primo de Mauricio Macri, Angelo Calcaterra, que restaura la basílica del casco histórico porteño.

Entre las 14 adjudicaciones que hay si se descuentan las obras de Aysa y del Plan Nacional del Agua, se encuentran la restauración de la casa de San Martín en Yapeyú, la puesta en valor de la Basílica de San Francisco de Asís y la construcción de cinco escuelas y siete jardines de infantes. No es casualidad que Macri tenga en su cabeza a los centros de primera infancia -cuestan unos $ 6 millones - como parámetro para evaluar los gastos del Estado.



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