jueves 2 de octubre de 2025

mercado inmobiliario

Casi uno de cada cinco porteños no puede pagar expensas y crecen los pagos fraccionados

Los consorcios enfrentan el desafío de realizar obras y mantener los edificios con recursos limitados. Mientras tanto, las asambleas se transforman en verdaderos combates por cada decisión

Los administradores y especialistas en Propiedad Horizontal aseguran que la cantidad de morosos crece y los problemas pendientes se acumulan, mientras las reuniones de consorcio pasan de ser escasas a convertirse en verdaderos rings de discusión.

En barrios de clase media y baja, las expensas empiezan a abonarse en cuotas, no por planes de financiación, sino por lo altos de los montos.

La situación es tan crítica, dicen, que muchos vecinos recurren a “pagos fraccionados”. No pueden cubrir el total, pero buscan demostrar su voluntad de cumplir con las expensas.

Es un tema complejo en zonas donde en un mismo edificio no todos están en las mismas condiciones. “La morosidad en el pago de expensas ronda entre un 15 y 20% cuando antes rondaba el 10%. La gente no se involucra, tiene tantos problemas que no va a las reuniones de consorcio. Si hay 40 unidades van los propietarios de 5 o 6. Un gran cambio es el humor de la gente y se nota. Hay más nervios por la disparidad económica de unos y otros. Los mantenimiento preventivos ya no es el mismo para ascensores o fachada y se va postergando todo”, señaló Martín Eliçagaray, especialista en Tecnología aplicada a la Propiedad Horizontal y Founder de Simple Solutions

Algunos administradores enfrentan un dilema: si los edificios no están en regla, corren el riesgo de perder la matrícula profesional. Muchos reconocen que, aunque se les indique abandonar los consorcios con problemas de pago, la realidad es que gran parte de los edificios se encuentra en la misma situación.

Alerta expensas: Siguen los problemas

Los conflictos en los consorcios abarcan múltiples frentes. Los ruidos molestos —desde música fuerte hasta máquinas de gimnasio o clases de niños por Zoom— generan tensiones diarias, especialmente en horarios de descanso.

“Las mascotas también provocan disputas entre quienes las aman, las toleran o las rechazan, con problemas como ladridos nocturnos, pelos en espacios comunes o animales sueltos. La disputa por áreas compartidas, como SUM, pileta o quinchos, se intensifica en edificios con amenities, donde turnos y reservas se convierten en motivo de conflictos”, añade Eliçagaray.

La seguridad es otro tema crítico”, precisa el especialista. Muchos consorcios reemplazan porteros tradicionales por sistemas digitales o vigilancia tercerizada, lo que genera tensiones gremiales y debates sobre accesos no autorizados y mantenimiento deficiente de los sistemas de control.

Los alquileres temporarios, impulsados por plataformas como Airbnb, obligan a reforzar los controles de ingreso. Las expensas, en constante aumento, se vuelven cada vez más difíciles de afrontar, incluso en edificios sin amenities. Por último, la falta de participación vecinal en las asambleas deriva en decisiones poco consensuadas, gestiones ineficaces y conflictos judiciales.