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Alarma en las villas por el crecimiento de los alquileres

19/01/2016 - Es alarmante el número de alquileres informales en las villas, lo que está generando enfrentamientos y malestar entre los vecinos.
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La tremenda situación en las villas

ARGENTINA.- El crecimiento de las villas de emergencia de Capital Federal y Gran Buenos Aires ha subido de forma exponencial.

Un relevamiento realizado por el Consejo Económico y Social de la Ciudad (CEyS) en las villas 31 y 31 Bis de Retiro, 21/24 de Barracas, 20 de Lugano, 3 Barrio Fátima y Rodrigo Bueno dado a conocer días atrás, consigna que “en la última década la población” en esos lugares carenciados “creció un 52,3 por ciento”, pasando de 107.422 habitantes en 2001 a 163.587 personas en 2010.

Amén de estos datos, extraoficialmente se admite, según el portal BAE Negocios, que en los últimos seis años las villas miseria -en su mayoría radicadas en la zona sur de la Ciudad, con una marcada concentración en las Comunas 8, 4, 1 y 7- no dejaron de sumar nuevos habitantes.

El documento del CEyS advierte sobre el incremento de las viviendas que son destinadas a alquiler informal en las villas, “siendo la Comuna 4 donde se observa el mayor porcentaje de inquilinos”, cifra que se sitúa en el 24%, “con más de una familia por hogar”; le sigue la “Comuna 8, con un 19%” y la Comuna 1 “con el 10,6 por ciento, respectivamente”.

Otros datos significativos dan cuenta que “los inquilinos son en su mayoría jóvenes comprendidos en edades que van de los 20 a los 30 años, en buena medida con permanencia extendida en la villa”, pero que al independizarse de la familia o conformar su propio hogar, “deciden seguir viviendo allí, alquilando un lugar”.

El 47,7% de los 304 encuestados “reside en piezas” ubicadas en casas de familia, mientras que el 33,6% lo hace en piezas de inquilinatos de espacios muy reducidos donde deben compartir baño, y en muchos casos la cocina, desembolsando montos que van desde los 500 a los 1.500 pesos por mes.

“Hay vecinos que construyeron tres o cuatro pisos y decidieron alquilar, pero también hay gente que compra una pieza, por lo que una misma casa puede tener entre tres y hasta cuatro dueños”, afirma Carola Medina, militante social y vecina de la Villa 31 Bis de Retiro, quien advierte que “las subas” registradas en el mercado inmobiliario formal “llevó a mucha gente -no solo inmigrantes de países vecinos como Bolivia, Paraguay y Perú, si no de las provincias y de la propia Ciudad-, a venirse a vivir al barrio”.

Por su parte Mary Torres, integrante del Centro Popular La Chispa y residente en Villa 3, sostiene que “desde hace 4 años la demanda de alquileres acá en Fátima es muy alta porque para poder alquilar en el centro se tiene que tener garantía, depósito y otro montón de requisitos, en cambio acá todo eso no es necesario” y agrega que los locatarios “prefieren a parejas o personas solas y sin hijos pequeños”, mientras que otros buscan alquilar una habitación “para ponerse un taller de corte o confección de ropa”.

Señala que las construcciones en alto se incrementaron significativamente, pero “sin un control del Gobierno” por lo que servicios como la luz “no dan abasto” y destaca que los inquilinos “suelen ser gente de trabajo” que no “se compromete con los problemas locales”.

“El vecino termina alquilando en la villa porque desde hace 8 años no hay políticas destinadas a viviendas” advierte a su turno, Christian Heredia, presidente del Consejo Vecinal de la Villa 21/24, quien agrega que al no existir contrato de alquiler, ni requisitos, “existe precariedad”.

Subraya además, que vienen trabajando para que el barrio deje de llevar la denominación de villa, ya que al ir a buscar empleo “los jóvenes deben dar como dirección el pasillo donde viven o la dirección de un amigo o familiar, por lo que no cuentan con muchas chances”, padeciendo de esa manera “la estigmatización y la discriminación”.


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