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Sector Inmobiliario

Mercado inmobiliario: El gigante de cemento de Avellaneda sale a remate

23/04/2019 - La llaman el elefante blanco de Avellaneda. Es un complejo de cuatro edificios de departamentos que quedó paralizado en 2012 por problemas económicos. Hay casi 1.000 familias que esperan una solución.

ARGENTINA.- En la historia del "Elefante Blanco de Avellaneda" se está por escribir un nuevo capítulo: este martes saldrá a la venta, a través de un remate judicial, el terreno y la estructura de esta mole de más de 900 departamentos que quedó sin terminar.

La base será de 20 millones de dólares. Existen detrás muchas especulaciones sobre su futuro y también sobre las posibilidades de reflotar la construcción de este megaemprendimiento que durante muchos años generó enormes expectativas en cientos de familias que soñaban con una vivienda propia. Son casi 1.000 los acreedores, entre propietarios y proveedores de materiales.


El nombre verdadero del proyecto es "Estrella del Sur". Se trata de tres torres, unidas por una cuarta. En 2009 se formó un fideicomiso, cuyo dinero iba a ser administrado por una empresa del Grupo Provincia, Bapro Mandatos. Salieron a la oferta 924 departamentos, casi todos vendidos en dos meses.

En 2010 comenzó la construcción, pero dos años después quedó paralizada. Para ese momento, una de las torres tenía un avance del 80%, y el resto del 40%.

¿Qué sucedió? Según Bapro Mandatos, el proyecto "lo inviabiliza el incumplimiento del desarrollador y la cesación de pago de los aportantes, que fueron disminuyendo". El constructor era el grupo Bainter (cuyos titulares son Emi Primucci y Aleksan Markaryasoglu), y se estima que para 2012, habían dejado de pagar unas 300 familias.

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La misma fuente de Bapro asegura que entre 2014 y 2017 se analizaron tres proyectos diferentes para reactivar la construcción, pero como no se pudo poner en marcha ningún plan, "entonces  Bapro Mandatos solicitó ante la Justicia la liquidación por insuficiencia patrimonial".

Según lo publicado en el diario Clarín, hasta el momento en que se paralizó la obra, hubo dos constructores. El primero fue Criba -de la familia Tarasido, un gigante en el ámbito de la obra pública y privada- y luego Niro Construcciones, una empresa también importante que trabajó con obras como la Villa Olímpica de Villa Soldati, la torre de control de Ezeiza o el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño en Villa Lugano.

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Hasta último momento, algunos adherentes intentaron frenar la subasta, recurriendo a la Justicia. "Nuestro objetivo siempre fue ver terminada la obra. Esta subasta nos genera aún más incertidumbre. Estamos todos muy decepcionados, sabiendo que además vamos a cobrar menos que lo reconocido judicialmente. Por otra parte, pese a que la subasta es pública, no podremos ingresar al recinto -se realizará en la sede de la Oficina de Subastas Judiciales de la Corte Suprema de Justicia de la Nación- y creemos que es una situación poco transparente", se lamentó Rodolfo Russo, uno de los vecinos afectados.

Desde el Bapro dijeron que no tuvieron más opción que solicitar la intervención judicial: "El proyecto se encontraba paralizado y los adherentes habían tomado la decisión, en asamblea, de dejar de aportar dinero. Ni siquiera era posible garantizar la integridad de los bienes", explicaron.

Uno de los vecinos -que prefirió no identificarse- contó que aportó cerca de US$ 120.000 a este proyecto, lo que hoy podría costar un departamento de dos ambientes con cochera en el centro de Avellaneda. Pagó 118 cuotas de las 120 que había acordado con Bainter. Si el edificio fuera a venderse al precio de base, es decir, los 20 millones de dólares, según sus cuentas no cobraría más de US$ 22.000, a los que habría que descontar honorarios de síndicos, abogados de Bapro, peritos y tasas judiciales.

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Cómo será la subasta

Jacinto López Basavilbaso es martillero -homologado en un registro de la Corte Suprema- y fue designado por la Justicia para intervenir en el remate del edificio. Enajenará, venderá y liquidará el predio junto a Juan Sarachaga y Eduardo Saravia. Explicó que el valor del bien a subastar es de US$ 30 millones y que la base (US$ 20 millones) corresponde a la dos terceras partes.

"Se remata el edificio como un todo, es un terreno con una obra sin terminar. Es un proceso similar a una quiebra, pero en este caso no hay acreedores privilegiados. Hay alrededor de 1.000 acreedores, la gran mayoría son los adherentes al fideicomiso. Pero hay también proveedores, como por ejemplo una empresa de ascensores", contó López Basavilbaso a Clarín.

Si bien tiene años de experiencia en el rubro -con subastas enormes como la de dos aviones de Aerolíneas Argentinas por más US$ 20 millones- entiende que esta tendrá sus particularidades. "Hay una expectativa que tiene que ver con las ilusiones que pusieron en esta obra muchas de las familias. Por eso vamos a hacer nuestro mayor esfuerzo para que se venda. Estamos convencidos que la propiedad vale la base de 20 millones", dijo López Basavilbaso. Por otra parte explicó que si no llegara a venderse, el juzgado puede bajar la base y volver a ordenar el remate.



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